Largo Camino a Casa

Rafael Velasco, sj

La CG ha entrado en su recta final. Los decretos, mandatos y recomendaciones comienzan a perfilarse con claridad. Vamos comenzando a pensar en volver a casa.

A su vez comienza un largo camino, que es el que debe recorrer la Congregación para hacerse real, para decir de verdad algo a los jesuitas y a quienes comparten nuestro trabajo, con quienes compartimos el servicio de la misión de Cristo. Ese largo camino que comenzará al apagar el último micrófono, al votar la última enmienda del decreto postrero, después de los abrazos y las promesas de volvernos a ver en alguna parte del ancho mundo. Después de eso comienza el largo camino a casa de lo que esta Congregación General ha sido…o será. Porque será realmente algo cuando impacte en los corazones y en la misión de cada día de la Compañía real.

¿Qué nos ha dicho Dios a los jesuitas en esta Congregación General? No lo sabremos hasta dentro de algún tiempo. Solo sabemos de algunas convicciones que se han hecho palabra para plasmarse en documentos y elecciones. Poco más. ¿Qué le dice Dios a la Compañía a través de la CG 35? Lo iremos desentrañando a lo largo de los días, luego del retorno a casa, cuando vuelva a nosotros alguna palabra oída en la sala, cuando algún testimonio de vida nos conmueva con su recuerdo desleído, cuando se nos anuncie el Evangelio en nuestras comunidades, a través de las personas con las que compartimos vida y misión, a través de los pobres y los que nos esperan (la Palabra resuena de maneras impensadas), cuando los hermanos nos juntemos al caer el día, a Partir el Pan; sólo hasta ahí no sabremos bien qué nos ha dicho Dios. Pero sin duda hay una Palabra de parte de Dios para toda la Compañía a través de esta Congregación General 35. Los que hemos participado estamos convencidos de ello.

Dejamos desde aquí un nuevo General, un nuevo equipo y una serie de decretos y mandatos y recomendaciones al Gobierno Ordinario, pero eso es sólo una parte. Lo otro: el sentido de cuerpo apostólico vivo y diverso, el afecto profundo de compartir la misión, la vocación y la Vida verdadera, lo que sentimos que estamos llamados a ser; eso es la parte fundamental del equipaje para este largo camino a casa.

Volveremos a nuestros sitios, pero -creo- para los que hemos estado aquí, no será lo mismo. Será sin dudas diferente. Haber participado de una experiencia de Dios en comunidad no lo deja a uno de la misma manera. Y por aquí Dios ha pasado. Ya se verá cómo germina eso en nuestras vidas, nuestras provincias, nuestros empecinamientos cotidianos… Será, sin dudas, parte del largo camino a casa.

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