MEDITACIÓN DE NAVIDAD

Navidad no es el festejo de un cumpleaños. Es el festejo del origen de nuestra condición humana. En Jesús nace el prototipo del ser humano. Es el Ultimo y precisamente el Primero. Es la invitación a creer que el proyecto de Dios ni comenzó ni terminará en la maldad operante de nuestro hoy.
Navidad es la Sabiduría de Dios que continúa impresionando por sus contrastes: Siendo Creador se hace creatura; siendo Rico se hace pobre; siendo Pastor se hace cordero; siendo la Luz viene a las tinieblas; siendo Santo se mezcla con los pecadores; siendo el Máximo se hace el mínimo; siendo Rey se hace esclavo; siendo el Señor se hace el servidor de todos; siendo el Maestro se hace aprendiz; siendo la Vida se deja llevar a la muerte; siendo la Ternura permite ser burlado, insultado, ultrajado; siendo quien tiene el Poder para Juzgar, permite ser juzgado injustamente; siendo el Amor, acepta el desprecio, la negación y la traición de sus amados…

Navidad es Salvación que llega a través del descenso. Es el fundamento de la humildad y la razón de ser del ofertorio para la santidad: el abajamiento, la generosidad, la “desafección” ignaciana (desapego a los afectos desordenados).

Navidad es sorpresa de contradicción. Dios muestra su Grandeza desde la pequeñez: pide el consentimiento a sus criaturas para obrar la Salvación; se hace hombre; se engendra en una Virgen; nace fuera de la tierra de sus padres; nace en un refugio para animales; no busca el reconocimiento; no se hace temer; se hace amamantar, abrazar, cuidar, educar y hasta salvar por sus “iguales”.

El “esperado” llega inadvertido. El “Mesías” llega sin ungimientos. El Creador es ahora y para siempre “criatura”. El Poder que da Vida asume la indefensión impotente de las desgracias del mal. La Salud asume la enfermedad. La Paz asume la discordia. El Pan vivo asume el hambre.

Navidad es novedad, porque Dios “vino a hacer nuevas todas las cosas”.

Querido Jesús:

Como todos los años, en muchos lugares “armaron el pesebre”. Lo miro, y un rayo de luz me mueve a pensarlo como un símbolo que refleja bien cómo “quisiste ser” en tu humanidad, u al mismo tiempo, denuncia al “hoy” de nuestro mundo:

a. Estás pequeño, desnudo y recostado, rodeado de pastores, gente sencilla, pobre, despreciada o tenida por “nada”, “baja”, “vaga” y peligrosa. Esos "pastores" que son hoy la mayoría de la humanidad. Tu pobreza y tu abajamiento caracterizaron “tu modo”, tanto en la compañía de los pobres como la húmeda frialdad de la cueva y del pesebre.
b. También están tres sabios, en camellos, gente que busca la verdad y está dispuesta a caminar de lejos para encontrarla. Son los que no se dejan engañar por este mundo, sustancialmente egoísta, elitista, insensible y prepotente. Esos "sabios" no abundan, pero siempre hay algunos.
c. En el centro del “nacimiento” está José, como uno de tantos trabajadores silenciosos y anónimos a lo largo de la historia, que siguen transformando la realidad en algo digno para disfrutar; y está María, la buena esposa, madre y vecina que como tantas mujeres se han tomado en serio esa dedicación apasionada por la vida. Tus padres, en tantos hogares, son los que mantienen al mundo en pie como un hogar para el reposo del Amor de Dios.
d. Pero si miro un poco más lejos del pesebre, puedo contemplar al rey Herodes, que sigue matando niños sin piedad. UNICEF ha dicho que la mitad de los 2000 millones de niños que hay en el mundo viven en pobreza y miseria. Este año ya han muerto de hambre 5.000.000 de criaturas. Herodes sigue suelto y muy activo... Y para vergüenza de nuestra “humanidad”, los costos de la gestación y nacimiento de un bebé en el 1º mundo es hasta 400 veces más que los de un bebé en Etiopía.

Pero algo hay en la esperanza que no muere. En el nacimiento hay una estrella que irradia luz a todo aquel que quiera caminar en busca de la verdad, la justicia y la paz.

Que en esta Navidad podamos decirte, convencidos: “- ¡Contá conmigo, para “hacer con Vos, la Redención del género humano”.

Juan Berli sj, Asesor Nacional CVX

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